Sigue tus sueños, ellos saben el camino

Tenemos muchas formas de transitar el camino de la vida: movidos por la inercia, transitando caminos seguros, tranquilos y seguramente previamente transitados o con nuestro propio, haciendo nuestro caminos al andar, arriesgándonos, haciendo lo posible por alcanzar lo que queremos.

Todos hemos tenido sueños, inclusive aunque ya no ocupen parte de nuestra mente porque nos hemos convencido o resignado que no se ejecutarán, en algún momento estuvieron allí, animándonos a seguirlos, mostrándonos con letreros llamativos las rutas a tomar. Sin embargo, como normalmente los caminos que nos conducen a nuestros sueños no son los más seguros o los más fáciles, tendemos sencillamente a voltear la mirada, a hacer que no hemos visto, a renunciar y seguir por nuestro camino seguro que no demanda mucho y conocemos bien.

El camino seguro es de pocos colores, con pocos estímulos, cero curvas, una que otra pendiente para no dormirnos, pero nada extremo, nada arriesgado, este es el camino qua caracteriza nuestra zona de confort, que es de donde debemos salir si queremos realmente ver la magia.

Debemos aprender a ver la vida como una experiencia única, no sabemos a ciencia cierta si tenemos o no un más allá y de cualquier manera, difícilmente volvamos a tener esta misma oportunidad. Luego, imaginemos que estamos en un parque de atracciones, nos han regalado la entrada, y tenemos cientos de atracciones alrededor, unas más excitantes que otras, unas con bellas vistas desde las alturas, otras con música o silencio rotundo y con ambiente de suspenso. Pero sencillamente estando allí decidimos solo caminar alrededor de las atracciones, estar de espectadores de quienes disfrutan e inclusive sufren con las atracciones.

Evidentemente estaremos seguros, cómodos, casi invariables, pero ¿realmente nos produce satisfacción desperdiciar la oportunidad de experimentar todo, o al menos un parcial de lo que tenemos alrededor? Definitivamente es la manera más aburrida y monótona de hacer el recorrido, sin sentir demasiado, sino por empatía, sin saber si nos gusta y repetiríamos o si por el contrario descartamos esa experiencia, sin acelerar nuestro corazón o sencillamente despeinarnos.

¡No tengamos miedo de vivir la vida! No tengamos miedo de equivocarnos, de caernos y volvernos a levantar, todo es parte del juego y nuestros sueños nos guían siempre a recorrer los maravillosos caminos que nos ayudarán a sentirnos plenos, felices, capaces, con propósitos. Dejemos de lado todas las limitaciones mentales y vayamos tras nuestros sueños, que nuestro corazón y nuestra alma nos lo agradecerán por siempre.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

Sigue tus sueños, ellos saben el camino
Scroll to top